Hoy, después de las dificultades que hemos tenido, por fin vamos a llevar a cabo nuestra primera sesión. Vamos un poco perdidas, no sabemos quienes son las personas con las que vamos a trabajar, ni tampoco el lugar donde serán las clases. Por el camino, Mariola nos va contando algunas anecdotas surgidas con los alumnos y nos cuenta la vida de algunos de ellos, su situación familiar, económica, familiar, etc.-"con el tiempo te ven como amiga y consejera y vuelcan sobre tí todos sus problemas en busca de ayuda- nos dice Mariola.
Una vez que llegamos nos encontramos un grupo de hombres fumando un cigarrillo en la puerta del Centro Cívico del Cerro del Águila, en el Polígono de Hytasa (centro en el que llevamos a cabo el programa). Tienen edades muy dispares, la mayoría son de etnia gitana, se muestran abiertos cuando Mariola les saluda diciendo "¡traigo refuerzos!"- mientras nos señala con el dedo.Un poco más tarde llegan tres mujeres y con ellas el primer problema, sobre todo siendo nuestro primer día. La más joven de la tres viene vestida de luto y llorando, su padre ha muerto. La situación desde luego no es la más apropiada para ponernos a hacer dinámicas de grupo. La muchacha comienza a contar todo lo ocurrido, con lo cual la sesión transcurre casi en su totalidad. En el último cuarto de hora, aprovechamos para presentarnos, que ellos se presenten, que nos cuenten en qué han trabajado y en qué les gustaría trabajar y poco más. Hoy la sesión no ha dado para mucho, esperemos que el próximo día se pueda sacar más provecho de ella.
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